NAMASTÊ!

"El dios que habita en mi, saluda al dios que habita en usted"




viernes, 11 de mayo de 2012

Angeles humanos


 
 
 
 
 
 
Es innegable que todos estamos atravesando grandes desafíos, y la necesidad de realizar cambios es apremiante. A cada persona se la está retando en aquellas áreas de su vida que necesitan una transformación, para que pueda seguir evolucionando.


Para mucha gente estos retos están relacionados con su economía, ya que este es un tema que ha sido mal interpretado en el pasado. Nos han enseñado ideas erróneas al respecto, y el mundo entero necesita hacer un cambio de enfoque, para poder vivir la verdadera abundancia desde otra perspectiva.
Para otras personas los desafíos se presentan en sus relaciones personales. Viejos paradigmas se están cayendo, y es necesario aprender a amarnos y relacionarnos de un nuevo modo, libres de condicionamientos impuestos que ya son obsoletos.
Otros están pasando por problemas de salud, y también en este campo es importante comprender que tanto la salud como la enfermedad deben ser encarados de un modo distinto a como nos han enseñado en el pasado.

Pero más allá de cuál sea el desafío por el que estemos pasando, siempre contamos con la mágica ayuda de ángeles disfrazados de humanos.
Estos amorosos seres pueden ser terapeutas o sanadores, personas que han dedicado toda su vida a ayudar a los demás.
Pero un ángel humano también puede ser un amigo del alma, aquel que está siempre a nuestro lado, dándonos su Amor, ayuda práctica y consuelo.

Sin embargo, la verdad es que podemos encontrar a estos ángeles humanos en todos lados... Quizás sea el empleado de una oficina, que nos atiende con amabilidad y nos resuelve un problema importante. O puede ser alguien que encontramos en una tienda, y que con su mirada y sonrisa nos da ánimos.
Tal vez te llegue un mensaje que necesitabas escuchar a través de alguien con quien conversas en el ascensor, en la fila del supermercado o en un lugar insospechado. Y de repente tienes ante ti a una valiosa guía, que apareció en tu vida en el momento que más la necesitabas.

Reconocer y abrirnos a estos ángeles humanos nos recuerda que en realidad nunca estamos solos, y que hay una fuerza mayor que nos apoya incondicionalmente. También nos muestra con claridad que por más difícil que sea la situación por la que estamos pasando, siempre nos llegará la ayuda necesaria para superarla.
Para poder recibir la ayuda de estos seres tenemos que estar abiertos y confiados. Pues es justamente en los momentos desafiantes cuando más necesitamos mantenernos tranquilos, fluyendo momento a momento, confiando de todo corazón en que, de algún modo, la solución siempre llega.
Y entonces suceden los milagros...
Del blog de Enriqueta Olivari - http://www.sanatualma.com/

(Enviado por mi amiga Teresa Mendonça)


































miércoles, 9 de mayo de 2012

Generación "Bivolt"



Sepan disculparme los que aquí me leen por usar el término que lleva en el título y que es algo ambiguo. Estaba leyendo un artículo sobre los papeles que nosotras nos hemos ido adjudicando. Lo quiero compartir con Uds., Y el vocablo es el acertado.
Nunca estuvimos más fuertes y decididas. También nunca tan solas. Por decisión propia. Por sentirnos con derecho a juzgar y tomarnos el tiempo que sea necesario para ver si nos conviene o no, quien se nos acerca. Nos hemos vuelto autosuficientes. ¿Un poco en demasía? Uds., dirán.

Los hombres por su lado siguen complaciéndose en su libertad. Pero, quizás un poco asustados con nuestra independencia. Con un cierto aire de nostalgia de nuestra fragilidad anterior. Aquella dependencia que ya no más existe, mejor dicho no mostramos.

Nos masculinizamos. No solamente en actitudes sino por dentro que es donde realmente importa. Las cualidades con las que hoy nos adornamos, las conquistas que hemos llegado a lograr eran atributos considerados no mucho tiempo atrás, apenas de los hombres.
Ahora ninguno de los dos bandos tiene el monopolio de algún atributo. Ellos han perdido en parte su perfil de guerreros absolutos y nosotras nuestra tan mentada afectividad.
Por eso somos llamadas generación Bivolt.

Tanto los unos como los otros se mueven y actúan en doble voltaje. Con todos los caracteres en común.
Pero, seguimos precisando los unos de los otros. Como nunca.
Entre nosotras hay muchas que parecen mostrar que en todos los ámbitos de su vida consiguen manifestar una actitud de significativa realización a solas. En todos los terrenos que se mueven. Pero creo, que es tan sólo una demostración de inteligencia lineal. En cada mujer existe la necesidad ancestral de confirmar “aquella” que invariablemente somos.

Sea a través de la maternidad, del amor, del sexo. Más no sea, una de esas prácticas que llevamos a cabo y sin la cual, nos tornaríamos máquinas insensibles. Llegamos a ser si, competentes y competitivas pero con una identidad incompleta.
Nuestro cambio que nos muestra con un perfil muchas veces rígido, y que si no nos vigilamos de cerca llegaremos a la exageración de declarar la guerra a nuestro propio instinto. Negando nuestra naturaleza.

Queda a nuestra propia decisión ser madres, o quizás rechazar un gran amor porque primero viene la profesión o aquellas que llegan al sexo apenas para disfrazar el desespero de su soledad. Pero sin importar cual sea el contexto en que nos encontramos es importante que nos demos cuenta que es crucial no perder la dulzura tan propia de nuestra naturaleza. Perfil que debemos preservar. Que no se trata de una fragilidad que nos quite el brillo que hemos conquistado y del cual estamos tan orgullosas. ¿Qué importa que reconozcamos nuestra inestabilidad momentánea y por qué avergonzarnos de vivirla? Si se trata de compararse con “ellos” estoy segura que también en determinados momentos se vuelven vulnerables.

No crees, tu mujer que hasta aquí has leído esta nota que con nuestra nueva manera de ser, y, olvidando nuestra parte esencial nos hemos vuelto demasiado arrogantes?. No olvides de vez en cuando de mostrar tu delicadeza y titubeo antes de que olvides quien de verdad eres.
Cuídate y permite que los otros de vez en cuando te cuiden. No escondas tu lado sinuoso, acuoso, tanto que tienes para dar y de esta forma, mucho para recibir.