NAMASTÊ!

"El dios que habita en mi, saluda al dios que habita en usted"




jueves, 17 de octubre de 2013

De Cora Coralina

"No sé si la vida es corta o larga para cada uno de nosotros, pero sí sé que nada de lo que vivimos tiene sentido, si no tocamos el corazón de las personas.

Muchas veces basta ser: agregue recibir, un abrazo que envuelve, la palabra que conforta, el silencio que respeta, la alegría que contagia. Una lágrima que se desliza, un mirar que acaricia, el deseo que sacia el amor  que promueve.
Esto todo no parece ser cosa del otro mundo pero es lo que da sentido a la vida. Es lo  que hace con que ella, no sea ni corta ni larga de más, pero, sí intensa, verdadera, pura en cuanto dura.
Feliz aquel que transfiere lo que sabe y aprendió lo que enseña."



jueves, 8 de agosto de 2013

Una Oración para los Nuevos Tiempos

Honremos el hecho de haber nacido y que sepamos desde un inicio que no basta rezar un Padre nuestro para deshacer las faltas cometidas diariamente. Esta sería una forma perezosa de intentar ser bueno. Lo sagrado está en nuestra esencia, y se manifiesta en cada acto de buena fe y generosidad, frutos de una percepción profunda del Universo y no en el acaso. Si no estamos bien focalizados en el bien, nuestra declarada religiosidad pierde el sentido.
Que se note que cuando bailamos, festejamos, amamos, jugamos, abrazamos, sonreímos, estamos homenajeando a la vida y no ofendiéndola.
Que sean muchos esos momentos de conmemoraciones y alegrías compartidas, pues atraen buenas energías. Sentirse alegre no debería causar desconfianza; el espíritu cuando leve enriquece el ser humano.Es la condición primordial para hacer feliz a quienes nos rodean.
Estemos abiertos, de forma de posibilitar una entrada de luz así sea por pequeñas rendijas. Que nunca estemos lacrados para recibir lo que la vida nos trae. Novedades no son sinónimo de invasión, deturpación o violencia. Debemos creer que lo nuevo es elemento de reflexión; merece ser evaluado sin censura previa.
Tengamos con la muerte una relación amistosa ya que contrario a la idea vulgar no es portadora de malas noticias. Nos enseña en cambio que no vale la pena desgastarse por pequeñas cosas. Pues en un período de más o menos tiempo será nuestro destino sacramentado
Valoricemos nuestros amigos más íntimos y las verdaderas relaciones para siempre.
Seamos bien humorados, porque de esta forma revelamos conciencia de nuestra insignificancia. Aquellos que no saben jugar, se consideran superiores, y así siendo no conquistarn el respeto ajeno que tanto desean. Riéte de ti mismo y crece.
Que el mar esté siempre azul, y el cielo tachonado de estrellas. Que el vino nunca sea prohibido, que el amor sea respetado en todas sus formas,  que nuestros sentimientos no sean en vano,  que sepamos apreciar lo bello, que percibamos lo ridículo de las ideas estancadas e inflexibles, que leamos muchos libros, que escuchemos música, que amemos de cuerpo y alma, que seamos más prácticos que teóricos, más fáciles que difíciles, más saludables que neurasténicos y que no tengamos tanto miedo de la palabra felicidad que designa apenas el confort de estar donde se está, de ser lo que se es, sin tener miedo. Ya que el miedo infesta la mente.
Que nuestro Dios sea cual fuere no nos condene, no nos exija penintencia, sea un amigo para todas las horas, sin substraer nuestra inteligencia, placer y entrega a  las emociones que nos dejan plenos.
La vida es un regalo y saber disfrutarla en levedad, inteligencia y tolerancia es la mejor forma de agradecer, mejor dicho la única.

Martha Medeiros  

jueves, 23 de mayo de 2013

Necesito poco -Ángeles Caso

"Será porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado inesperadamente estas Navidades a enfermedades gravísimas. O porque, por suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la cabeza más sanos que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso.


O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio.

Será, quizá, porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación –al menos la sensación– de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.
Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad. Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera. Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.

Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche. Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas. A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.

Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.

También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada o todo"

Ángeles Caso
Escritora y Periodista española
























El Tiempo de cada Uno

El tiempo es precioso y no
cuesta nada.
Podés gastarlo pero no guardarlo.
El tiempo se pasa en un segundo
No lo desperdicies con un momento de rabia
Recuerda: puedes hacer lo que quieras con él
Pero no retenerlo.
Aprovéchalo. Disfrútalo.
Reconoce su valor.