NAMASTÊ!

"El dios que habita en mi, saluda al dios que habita en usted"




miércoles, 25 de agosto de 2010

El Vacío Interior

Este sentimiento terrible de oquedad interior, se puede manifestar en cualquier momento de la vida y aparentemente sin causas determinadas. Puede aparecer como una emoción confusa, o un estado de depresión que se va acentuando. Tiene como síntomas una angustia venida de ningún lado que aparece de pronto, sentirse desesperanzado, sin ganas de llevar adelante los proyectos diarios, sentirse como si la conciencia no fuera la propia y habitara un cuerpo extraño. Temor por la vida, inseguridad y hasta ausencia de la propia existencia.
Este estado invade el pensamiento y va avanzando hasta convencer que todo es negativo y que insistir en llevar adelante cada día puede llevarnos al borde del abismo.

La realidad tiene dos aspectos, el negativo que es la nada, y lo positivo que es todo. Sin embargo, es en la nada que se encuentra el germen potencial del Todo
El lado positivo es la vida misma que nos impulsa a entendernos, a tener curiosidad de encontrarnos con nosotros mismos y ver todo como una unidad con significado.

El vacío surge cuando solo se vive para afuera, cuando nunca nos hemos preocupado en trabajar nuestra espiritualidad, creyendo que la felicidad es algo que se puede comprar. Pero entonces sucede que por momentos nos damos cuenta aterrados que tenemos todo y la vida nos resulta vacía y sin sentido.

Lo único que nos reconcilia con la vida es ser nosotros mismos, hacer realidad la persona que somos y apasionarnos con nuestros propios proyectos.
Solo podremos sentirnos bien cuando estemos haciendo lo que nos corresponde, que es aquello para lo que hemos nacido.

Aunque esté en un trabajo bien remunerado, en determinado momento la persona puede sentirse alienada, vacía por dentro. Y si llegara a perder ese trabajo podrá sentirse igualmente perdida dentro de sí misma. A veces, perder el trabajo es una prueba de fuego, es la oportunidad que algunos necesitan para animarse y arriesgarse a ser ellos mismos por primera vez en la vida.
La necesidad de seguridad nos hace vivir anestesiados y puede ocurrir que sólo un suceso traumático nos despierte y nos muestre la infinita capacidad de sobrevivir que tenemos como reserva.

Lo único que llena el vacío interior es sentirse bien con uno mismo, hacer las cosas lo mejor posible, comprometiéndose, mantenerse en estado de armonía que conlleva a la plenitud.
La diferencia que más distingue a las personas es la actitud positiva hacia la vida,  la aceptación aunque en el momento no me entienda, y la disposición necesaria para saber cuál es y cumplir con el propio destino.

El conocerse, bucear en nuestro interior es una tarea que todos nos debemos a nosotros mismos, que no podemos eludir si no deseamos sentir el vacío existencial.

Tener tiempo para uno mismo es necesario, porque cuando permanecemos siempre conectados a algo, nos perdemos en nimiedades y alejados de la verdadera conciencia. Nos confundimos con los otros, con los proyectos de otros, con la vida de los otros.

Debemos rescatar lo esencial de nosotros mismos, porque es lo que permanece siempre y no cambia y es sobre todo, lo que nos permite reconocernos a través del tiempo.
Nuestros estados de conciencia positivos se contagian, crean otros y otros más. Aumentan nuestro estado de gratitud para con nosotros mismos y con nuestra sabiduría que se pone de manifiesto mientras que seguimos avanzando por la vida.

Nuestra forma individual de pensar puede cambiar al mundo, porque volverse hacia adentro significa poder conectarse con el inconsciente colectivo y nos da la oportunidad de compartir lo más genuino que llevamos dentro.
Si estamos en un momento de sufrimiento incomprensible, más allá de nuestro entendimiento, es porque ha llegado el momento de detener nuestra marcha. Y dejarnos conducir por el dolor, sin oponer resistencia. Porque de esta forma y en silencio llegaremos a entender cuál es la falta que estamos cometiendo contra nosotros mismos.






No hay comentarios:

Publicar un comentario